Lo de ZITRO es frenético. Es no darse respiro, no parar, estar en todas partes y en todo el mundo. Consolida mercados y abre otros nuevos, cruza los continentes con la misma naturalidad del que sale de paseo por el Retiro cada mañana. Anteayer estuvo en Torremolinos, ayer en Lisboa, pasado mañana en Las Vegas y así sucesivamente irá acudiendo donde exista una llamada del juego interesante para exhibir un catálogo de productos que no encuentran parangón.
Lo de ZITRO es una vocación viajera que nace de la que tiene su gran jefe, Johnny, que en una semana es capaz de estar en tres países de dos continentes y aún le sobra tiempo para contestarte al momento el mensaje que le has enviado. En éste aspecto concreto ZITRO es en sí misma una asignatura muy ilustrativa para estudiar en las escuelas de negocios. Modelo de empresa con nervio, con músculo creativo que sabe que cuenta con productos destinados a abrirle las puertas de los mercados del entretenimiento. No importa el continente por el simple hecho de que las normas globales para apasionarse y divertirse tienen un lenguaje común y ahí es en lo que acierta la compañía que encabeza Ortiz: en saber pulsar las fórmulas mágicas que impregnan sus productos de eso que llamamos tirón. Que no es otra cosa que saber atraer y convencer al usuario.
La velocidad que imprime ZITRO a su carrera empresarial, ése preparar el equipaje para estar en todos los puntos del globo donde es preciso estar, sólo se consigue contando con unos recursos humanos muy preparados. Hay producto, y del fetén, del original, por descontado que sí. Y también hay unos equipos profesionales que no sólo están sólidamente formados, si no que están imbuidos hasta el tuétano de la filosofía de la empresa, de su afán por crecer y multiplicarse, de su voluntad de hacer historia. ZITRO es un no parar. Con Johnny como ejemplar conquistador del ancho mundo, que se recorre de punta a cabo.
