Hace algún tiempo que abandonó la primera línea empresarial del bingo. Y la asociativa también. En ambas parcelas se desenvolvió como una figura descollante, con ideas que iban más allá de los parámetros al uso y con mente despierta de los que saben cogerlas al vuelo. Hablo de Xavier González i Reverté catalán ejerciente pero nunca excluyente, uno de los nombres con solera dentro del bingo de Cataluña y España que se esforzó lo suyo luchando por la evolución del sector en distintos frentes y que lo hizo desde un conocimiento profundo de las salas, sus demandas y sus legítimas aspiraciones para tratar de mejorar sus ofertas y servicios.
En el plano empresarial Xavier González creó y consolidó el GRUP BINELDE, uno de los punteros de Cataluña que opera también en la Comunidad Valenciana y que sus hijos, Xavi y David González Deltell se han encargado de potenciar y expandir. En el asociativo presidió AEJEA y con posterioridad fundo el GREMI cuya titularidad desempeña desde hace tiempo David González, que a su vez es vicepresidente de CEJ.
Si como empresario Xavier fue en todo momento un espíritu avezado en su firme voluntad de alcanzar metas de éxito, que consiguió coronar, en su faceta asociativa tuvo un protagonismo muy destacado. En los años más difíciles de CEJ, que estuvo a punto de sucumbir por crisis internas graves que pusieron en serio riesgo su existencia, González se mantuvo firme en su posición de apoyo a la Confederación cuando otros optaron por abandonarla ante la amenaza de un previsible naufragio. Lo digo con conocimiento de causa pues en aquéllos días compartí con Xavier y con otros directivos las inquietudes que se desprendían de una CEJ en estado preagónico.
Al margen de la relación profesional establecí con Xavier una amistad muy sólida, de las que dejan honda huella y que se ha mantenido a lo largo de muchos años. Amistad que supera los formalismos y se adentra en el terreno de los afectos que salen del alma. Y que nos han servido para compartir mucha vivencias, unas marcadas por la alegría y otras por el dolor, pero que han servido para unirnos más. Levantamos la copa él y yo, de champagne rosé como no podía ser de otra manera, brindando por un concepto de la amistad que es sentido y duradero. Y que siga así por muchos años.