Hay que volver y poner cara risueña aunque los demonios vayan por dentro: Hay que hacer frente a una situación social y económica cada vez más enrevesada, desconcertante y plagada de incógnitas en las que nadie pone orden y menos concierto. España es en las circunstancias actuales un país sin brújula, que funciona a golpes de improvisación y en cuyos territorios, que van por libre por deseo expreso de un presidente ventajista, mentiroso y chapucero, se circula un día en una dirección y al siguiente en la contraria. Con éste paisaje de inseguridad, de decaimiento colectivo, de ausencia de directrices claras y de un retroceso económico sin precedentes, ¿ que respuesta cabe ?.
No hay otra que hacer de tripas corazón y tratar de salvar lo salvable como primer paso en la pelea entablada para salir adelante. Hay que volver haciendo acopio de fuerza renovada, que ésa es innata en el pequeño y mediano empresario, sacar de lo más profundo de uno mismo la energía necesaria para plantarle cara a la pandemia, a la incompetencia política que nos lleva al desastre, y persistir en el credo de la ilusión por el trabajo, en la recuperación de la fé perdida, fé en uno mismo y en aquéllos que comparten objetivos e ideales, y encarar el desafío que tenemos delante, que no es manco, con la voluntad de ganar la partida. El juego se juega mucho en el envite y debe prepararse para cantar las cuarenta. Volver para vencer. La papeleta es tremenda.