Sí está usted deprimido, necesita animarse y echar unas risas no lo dude: enchufe la tele. Pero no busque programas de entretenimiento, cotilleo e películas cómicas. Para divertirse y pasarlo bomba busque el telediario de turno y espere a que le cuenten lo que dio de sí la jornada parlamentaria. Si hace lo que le recomiendo disfrutará de la puesta en escena del más descacharrante de los vodeviles. Interpretado, eso sí, por actores de tercera fila que, no obstante, ponen tanto entusiasmo en sus cometidos, se creen tan a fondo sus papeles, que consiguen el objetivo soñado por todo cómico: que el personal se tronche de risa.
El espectáculo no tiene desperdicio. La contemplación de los rostros de sus señorías ya invita a la carcajada. Muecas, sonrisitas irónicas, ojos de estupor y algún que otro dedo levantado logran que el vodevil vaya cobrando ritmo y asegure el regocijo del televidente.
Si pasamos a escuchar el guión que verbalizan los diputados entonces es la monda y te lo pasas pipa. No hay que buscar la menor profundidad en ideas y palabras. Aquí se trata de entretener, de invitar al cachondeo, de que la gente se desternille. Y doy fe de que lo consiguen. Ves a uno tíos todo serios diciendo tonterías facilitadas por el publicitario de turno, engolando la voz para largar bulos, recurriendo al talante excitado para insultar al oponente. Y de pronto unos hacen coro a lo dicho por el jefe y los otros se mondan de risa y el hemiciclo se transforma en un puro esperpento. La hilaridad está asegurada.
El currito de turno, al que fríen a impuestos y no le permitan levantar cabeza económica, tras soltar la carcajada se detiene un instante y se pregunta: ¿ Este disparate frívolo, ramplón y carente del mínimo ingenio estamos obligados a sufragarlo y soportarlo los sufridos españolitos ? Y como respuesta le entran ganas de romper la tele y olvidarse de un vodevil tan chusco y carente de gracia que provoca la vergüenza del espectador. El vodevil que escenifican sus señorías es la muestra palpable de un país que, en lo político, está tocando fondo. Y promete ir a más en ése sentido. No lo duden.