Vicente Vallés presenta y dirige el telediario nocturno de ANTENA 3. Goza del favor de los espectadores y registra la mayor audiencia en su franja horaria. Informa y opina. Y su opinión suele estar revestida de seriedad y de sentido crítico, sobre todo con el gobierno. Es la suya una crítica razonada, que maneja datos y hechos, y que por tanto está fundamentada. Es indudable que su quehacer profesional marca distancias con otros compañeros de distintas cadenas que si por algo se distinguen es por su servidumbre entusiasta a las tesis gubernamentales. En éste capítulo se mueven con tanto descaro como falta de credibilidad unos personajes que han puesto su quehacer laboral al servicio del que manda previa emisión de factura pasada al cobro. Es lo que hay.
Proclamado mi reconocimiento hacia el trabajo de Vallés paso a lo que interesa. Y es su presencia en el EXPOCONGRESO de Torremolinos para dar su versión sobre la actualidad política, económica y social que en éste momento vive nuestro país. Como reclamo no cabe duda de que su presencia suscita interés y curiosidad. Y a la vez permite una toma de contacto de un personaje público de cierto relieve con el sector del juego. Que seguro se saldará con palabras de aliento del contratado que, por descontado, ignora la realidad de la industria más allá de lo establecido por los clichés habituales.
No sé si para los empresarios y profesionales del sector resulta acuciante conocer lo que piensa Vallés de la España actual. Exposición que presumo tendrá un coste considerable. De lo que no tengo duda es de que la industria necesita, como agua de mayo, conocer opiniones de enjundia respecto a la situación que atraviesa el juego privado en nuestra país, que no está en su mejor momento ni mucho menos, aportando ideas o propuestas dignas de ser tenidas en cuenta por su lucidez y conocimiento del asunto. Esto es lo que considero prioritario en las circunstancias presentes y de cara al futuro para la marcha consolidada del sector. Vallés cuenta con mi aplauso. Pero dicho esto al final todo queda en fuegos artificiales, fotos con el personaje y brindis al sol. De positivo para la industria: más bien poco. O quizás nada. Es una opinión, por descontado subjetiva.