La contemplación del video conmemorativo del cuarenta aniversario de ANESAR es, en parte, un viaje al pasado. Un retorno a la época fundacional de la asociación y al reencuentro con aquéllos pioneros que pusieron sus cimientos y muchos de los cuales ya no están entre nosotros. La primera instantánea gráfica que aparece en la proyección nos pone delante de la fotografía de Gabriel Benito Monzó, uno de los padres fundadores de ANESAR que tuvo claro que el salón era un local con identidad propia que había que posicionar asociativamente hablando. Conocí y traté a Benito y a su entorno familiar. Fundó y puso en marcha Billares Valencia, que en su día marcó un hito en la ciudad, y con posterioridad hizo evolucionar el local mediante la introducción de nuevas alternativas de juego. En las postrimerías de su vida vendió el negocio a ELEVAL, operación a la que asistí como notario periodístico del cambio de propiedad.
Junto a la figura de Gabriel Benito me detengo en otras dos que simbolizan en buena medida la historia de ANESAR. Que resumen las inquietudes primerizas, la ilusión y el trabajo de los visionarios que se lanzaron a la aventura y coronaron con éxito sus propósitos. Uno, ya desaparecido, es Pablo Arranz, que protagonizó una etapa clave de la asociación en una época complicada en la que era preciso adoptar posiciones firmes y establecer definiciones en el concepto del salón. Otro, afortunadamente pleno de vida, es Jaime Sanahuja Yunyent, el empresario que tuvo la intuición e inteligencia de dar el gran vuelco a los salones, de dignificar su espacio y enriquecer su oferta, de modificar y modernizar el concepto salón. Sirvan éstas líneas para mediante la evocación del papel desempeñado en su momento por Gabriel Benito, Pablo Arranz y Jaime Sanahuja rendir un pequeño homenaje de admiración a los que hicieron realidad el sueño de ANESAR.