Enciendo el retrovisor y me percato que llevo cuatro décadas dentro del juego. Inmerso en un mundo cambiante, duro, peleón y siempre fascinante. En el que he conocido tipos intrépidos, con talento natural a espuertas, y algún que otro mal nacido. Y en el que he disfrutado de la oportunidad de hacer grandes amigos. Evoco aquí y ahora los lazos de amistad y afecto que me han unido a gentes del juego con los que conviví estrechamente y de los que conservaré por siempre grata memoria.
EJUVA, la asociación valenciana del bingo, marco mi inicio en el juego. Fundé y dirigí una revista con dicha cabecera. Y trabé relación con muchos de sus empresarios. En algunos casos la relación se hizo cordial y duradera. Por eso sigo muy de cerca su trayectoria y la de las personas que la representan. Y celebro el reconocimiento hecho a tres veteranos de EJUVA. Que simbolizan en sus ejecutorias distintas la pelea, la entrega y su apuesta contra viento y marea por el bingo. Los premios FOTUR otorgados a Antonio Grau, Pepe Moreno y José Rovira resumen el esfuerzo de muchos años de dedicación y de trabajar a fondo y sin darse respiro por un bingo valenciano y español mejor. Y en el caso particular de Grau quiero recordar a su hijo, Antonio Grau Manchón, a quién un accidente privó para siempre de un futuro que se adivinaba brillante.
Lo dicho: felicidades a tres pioneros que tienen que seguir dando mucha guerra. Es lo que toca en esto del bingo.