Lo ha sido siempre en sus discursos Luis Miguel González Gago. De elocuencia acerada, con sentido crítico y sin florituras verbales va directo al grano. No se pierde en circunloquios de los que tan amigos son muchos políticos. En la apertura del Congreso de Juego de Castilla y León dejó patente que sigue fiel a sus esencias. Que no se apea de sus conceptos y que es un valedor del juego privado, al que algunos, señalo, quieren dejar en la cuneta de los proscritos.
No se mordió la lengua, nunca lo ha hecho, al denunciar a las formaciones políticas, por todos identificadas que tratan de encajonar al juego privado en los polígonos industriales, que quieren llevar la actividad a una especie de guetos donde encallen sus empresas. Esa actitud es la que se deriva de una ideología que utiliza al juego, privado naturalmente, como pieza a abatir. González Gago se refirió a lo que la mayoría de los políticos eluden, porque no se quieren mojar ni enfrentarse a una evidencia sangrante: El proteccionismo desmedido a SELAE y la ONCE que corre parejo con el extremado rigor que se aplica en no pocos casos al juego privado. Un proteccionismo que trata de arrinconar a la competencia mediante la proliferación de productos y de extraordinarias inversiones publicitarias. Aquí Gago dijo lo que la mayoría callan.
El consejero de presidencia de la Junta rompió una lanza, una vez más, por el sector por la normalización que presenta, por el control al que ésta sometido y que es una garantía de transparencia a la que contribuyen los empresarios con sus aportaciones y sentido de la responsabilidad lo que hace, que no exista alarma social como subrayo Gago.
Bravo Luis Miguel González Gago cuyas palabras y posicionamiento político no estaría de más que fuera imitado por aquellos que todavía juegan la carta de la indefinición cuando se habla del juego. Y no son pocos los de esta cuerda.