El título del artículo de hoy es el que puso José Ombuena a uno de sus libros. Ombuena fué director del diario Las Provincias durante treinta y tres años y la persona que me abrió las puertas de su periódico para que me iniciara en la profesión. Hablo de un hombre extremadamente culto, poseedor de una memoria prodigiosa y dueño de una pluma afilada que manejaba con mucho garbo y fino sentido del humor. Guardo de él, de su magisterio que me hizo aprender y corregir errores, un recuerdo imperecedero. Y por si ésto no bastara para agigantar su memoria debo añadir que plasmó en infinidad de textos su amor por Valencia. Una pasión razonada, si es que puede mantenerse el equilibrio cuando la pasión se desborda, y muy alejada de entusiasmos folklóricos.
Estas divagaciones vienen a cuento por el hecho de que Valencia estrena primavera. Y es palabra mayor aquí y ahora. Escribo desde un ventanal que me permite contemplar la estampa de un sol radiante que dora los edificios colindantes sobre un fondo de azul purísimo que engalanan un puñado de nubes blancas. Es la luz de Sorolla que enseñorea el paisaje extrayendo de su contemplación una serie de imágenes de rotunda belleza que son parte indisoluble de una ciudad clara, en la que historia, tradición y modernidad se abrazan y funden dando como resultado una urbe que atrapa y conmueve, que invita a la expansión del espíritu y encanta por sus múltiples motivos para suscitar la admiración y avivar la curiosidad.
Valencia ciudad, recuperada sólo en parte de los efectos de una tragedia dantesca, está recobrando el pulso de la normalidad sin que ello represente olvido, y abre de par en par sus puertas a los visitantes para mostrarse tal y como es: Antigua y señorial, monumental con testimonios labrados con la piedra de la historia y con otros que simbolizan las líneas arquitectónicas del futuro. Una ciudad campechana, amante del fuego y la pólvora y con un acendrado sentido de la sátira, de la diversión y de la música a todo trapo. Una ciudad que en primavera se viste de gala para resaltar todos los dones que nos regala la naturaleza. Una estación ideal para vivirla y disfrutarla. Con el aliciente añadido de EXPOJOC 2025 el 26 de marzo. No lo piensen: Les esperamos.