Los españolitos somos por regla general envidiosillos y además olvidadizos. Nos revienta el éxito del vecino y no solemos perdonar el triunfo del amigo. Esto es algo consustancial con nuestras señas de identidad. Por eso de vez en cuando no está de más refrescar la memoria colectiva y evocar sucesos y a quienes los protagonizaron.
Digo esto porque en septiembre de 2010, diez años atrás, se pusieron en Valladolid los cimientos del Bingo Electrónico ( BET ), que marcó un precedente importante para el sector y cuya modalidad fue posteriormente adaptada por la mayoría de comunidades autónomas.
Aquél avance tuvo tres nombres, artífices de la apertura de una página novedosa del bingo español: Luis Miguel González Gago, que desde la administración tuvo los arrestos necesarios para materializar la propuesta. José Ballesteros Requejo, patrón de ASECAL y FEJBA, que siempre ha estado en la vanguardia de los que han tratado de abrir puertas de futuro al bingo, y Johnny Ortiz, cabeza rectora y pensante de ZITRO que aportó los mimbres tecnológicos para que el sector se sacudiera la caspa y entrara en una nueva dimensión.
Transcurrió una década que no resultó prodigiosa pero nos trajo el Bingo Electrónico, y la paternidad del arranque hay que adjudicárselo a los que lo hicieron posible. Hay que reconocerlo aunque a algunos les jorobe o lo tengan olvidado. Actitudes propias del avispero nacional.