En éste bendito país de mis amores y de mis cabreos suceden últimamente casos alucinantes. Que más que acontecer en la vida real parecen extraídas de las páginas de un tebeo. De ésos de humor que devorábamos de pequeños y que nos hacían mondarnos de risa. Sí, hay que reconocer que muchas de las situaciones que se están produciendo en las más altas instancias políticas del país son un puro disparate, un esperpento, un sainete. Al que los españolitos asistimos de espectadores sin que al parecer nos afecte ni poco ni nada.
Podríamos enumerar múltiples desatinos protagonizados por los políticos que se suceden a diario sin que nos echemos las manos a la cabeza o pongamos el grito en el cielo. Cito un ejemplo tras espigar entre muchos. La esposa del presidente del gobierno dirige una cátedra universitaria. Ni es catedrática ni posee estudios superiores, pero ése dato carece de importancia. Se ocupa de un master que cuenta con escasos alumnos si bien no importa el número si no la calidad. Entre medias del asunto resulta que la dama en cuestión está investigada por presuntos tratos de favor, por asuntillos de corrupción y por cuestiones que, desde una perspectiva ética, parecen más que reprobables.
Sobre éste berenjenal judicial ni la dama ni su augusto esposo han dado a la opinión pública la menor información. Chitón. Han dicho, eso sí, que se trata de bulos de la ultraderecha y de acoso político. Argumentos, ni uno.
Con éste escenario la catedrática acudió a la Universidad en la que desarrolla sus tesis y habló. Vaya si habló. Pidió, sin que viniera a cuento, transparencia, mucha transparencia a las ONG. Pobrecitas mías, su honestidad fue puesta en cuestión, no sé a santo de que pero me lo imagino. Transparencia, mucha transparencia una receta que ni cuenta ni vale para la catedrática y su pinturero esposo. Para despendolarse de risa y soltar la carcajada. ¿ Pero en que país estamos ? Tranquilos, son recursos de los ultras, aquí no pasa nada.