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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Terrorismo, alcohol y juego, ¿y juego …?

19 de julio de 2016

“Un hombre inestable, violento, aficionado al alcohol y al juego.” Este era el titular de la crónica de El País, publicada el 16 de julio, al referirse a Mohamed Lahoualej Bouhiel, el terrorista causante del atentado de Niza que costó la vida a 84 personas.

Leyendo minuciosamente la crónica en cuestión el único dato que certifica la afición al juego de éste tipo se basa en la manifestación de un vecino que hizo alusión a su carácter violento, a que le gustaba beber y fumaba hachís para, finalmente, declarar: “el otro día me dijo que había perdido en el casino 2.500 euros.” En sucesivas informaciones se reitera su condición de agresivo, maltratador de su esposa, inestable, conflictivo, asiduo al alcohol y autor de trapicheos.  Ni una sola mención más a su presunta inclinación al juego. Salvo las ya aludidas palabras del vecino.

No sé si el hijo de puta que sembró el terror en Niza era o no amante del juego. Ni me interesa. Lo que me subleva es que un medio serio como El País construya un titular a cinco columnas dando por hecho que éste individuo era un ludópata basándose en la confidencia hecha a un miembro de su vecindario. No hay más datos que confirmen su vinculación con el juego; no se ha profundizado, informativamente hablando, en éste hipotético rasgo de la personalidad del tunecino; nada de lo escrito con posterioridad al atentado permite aseverar que padecía la patología del juego.
 
En el caso que nos ocupa, como en tantos otros, el juego es objeto de titulares llamativos cuando no escandalosos. Y lo es sin utilizar previamente una pizca de rigor, de fiabilidad. Estamos delante de material inflamable que vende de cara a la opinión pública y que echa toneladas de mierda sobre el juego, sea partiendo de información veraz o no, porque aquí lo primero es lanzar el torpedo y de corroborar o no su certidumbre nadie se encarga. Y máxime en una situación como la descrita en la que se agita la violencia, el alcohol y el juego y el coctel resulta explosivo para diseñar un titular impactante.
 
¿Qué los medios generalistas deberían de andar con más tiento a la hora de tratar temas tan sensibles como el juego o el alcohol?. Pienso que sí pero es inútil apelar a la responsabilidad informativa, sobre todo cuando se abordan asuntos del juego. Tocando éste punto aquí lo que se impone, mal que nos pese, es el ruido sin nueces, hinchar el globo del escándalo, condenar la lacra del juego y, de paso, anatematizar a los que lo promueven. Luchar contra éste estado de cosas es tarea titánica. Y quizás destinada al fracaso.