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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Teléfonos que no suenan

17 de octubre de 2022

"La verdad es que después de bastantes años desempeñando las responsabilidades propias de la dirección general de Juego he tenido muy escasos contactos con los representantes del sector, con muchos de los cuales solía hablar con asiduidad y hasta llegué a establecer en aquéllos tiempos lazos de amistad con miembros de asociaciones y empresarios. A raíz de dejar el cargo he perdido todo contacto. El teléfono de las gentes del juego ya no suena en mí móvil."

Es la confesión Íntima de un regulador que estuvo años el frente de los asuntos sectoriales, que me consta llevó a cabo una labor bastante eficaz, dentro de los estrechos límites de maniobra que les permite la ley, y que en su época de gestor del asunto solían lloverle las llamadas, las peticiones de entrevistas y las invitaciones a toda clase de actos de carácter social o relativos a la industria. Resumiendo: que era un personaje muy solicitado, muy lisonjeado y siempre objeto de los más cálidos parabienes. Y de pronto cae el telón y reina el silencio. Nadie parece acordarse ya del otrora ensalzado, al menos de boca para fuera, director general cuya chaqueta parecía en ocasiones más larga de lo habitual, quizás por los estirones que le daban los oportunistas de turno.

La verdad es que detrás de las palabras del antiguo director general se adivinaba un poso de decepción, un rasgo de amargura. Persona breada en el ejercicio de la política y la novela de la vida no tendría que caer en la ingenuidad, en la confianza en el ser humano. El abandono del poder, de la influencia, el cese de la notoriedad pública acarrea de inmediato el abandono raudo de quienes antes formaban el coro de las alabanzas, de quienes proclamaban su incondicionalidad, de los que se deshacían en gestos de respeto y aprecio. Y el director general comprobó con estupor como su teléfono había enmudecido por completo. Lecciones de la vida.