En todos los órdenes de la vida la capacidad de sorprender, cuando es positiva, resulta algo maravilloso. Y lo es porque nos despierta el ánimo, nos sacude el espíritu, nos pone delante de una realidad que no terminamos de alcanzar y que de pronto se hace patente. Y eso, tan difícil y tan genial, es lo que consigue ZITRO : sorprender siempre con sus creaciones, llevar la originalidad hasta extremos insospechados, causarnos impacto visual y transmitirnos sensaciones nuevas, fogonazos de un ocio distinto, que en su efecto instantáneo hay que disfrutar a tope.
ZITRO, de la mano diestra, imaginativa y desbordante de Johnny Ortiz nunca deja de sorprender con su fábrica de ideas que deslumbra a medio mundo, porque el otro medio ya se habituó al deslumbramiento. Su último lanzamiento de la línea de gabinetes Glare es otro derroche tecnológico, otra demostración de que su inventiva traspasa fronteras y es testimonio permanente de futuro. Iluminación apabullante, grafismo que impacta y pantallas que nos atraen con fuerza, que nos sacuden los sentidos y nos invitan al disfrute y la diversión resumen en sí mismos la grandísima creatividad de ZITRO y la razón de su triunfo progresivo en el mundo.
En cuantos encuentros personales he tenido con Johnny Ortiz siempre salió a relucir su “fábrica de ideas”. Las de ZITRO y las que él lleva en su cabeza a la que no cesa de darle vueltas para lograr que su compañía revalide como pocas el estrellado internacional, en el que se hace acreedor al oscar de la creatividad.