¿ Verdad que lo principal, lo más urgente, lo que necesitamos sin dilación es recuperar la alegría de vivir ? Llevamos año y pico con el ánimo decaído, con las preocupaciones encima, con el que pasará después, con muchas incógnitas por despejar. Por eso resulta imprescindible rescatar del olvido la sonrisa amplia e ilusionante que hasta ahora no pasaba de un forzado esbozo, de un querer y no poder, de un simple rictus. La sonrisa es brillo y energía del alma, júbilo del corazón acelerado y presagio de poder encarar la vida, y la dureza de la misma, con un talante fortalecido por la esperanza que nos mantiene firmes en la pelea cotidiana.
Ha sido duro y está siéndolo en grado sumo, en contra de lo que se desprende de la propaganda política que es humo y marketing. Pero no cabe otra que sacar fuerza, recobrar músculo y pelear por la vuelta al buen humor que es una vitamina imprescindible para dejar de lado ése manto sombrío que nos ha ido encogiendo el espíritu y sembrado el pesimismo en las familias.
No hay terapia más apropiada para afianzar la seguridad personal y las ganas de lucha que aquélla que nace de la sonrisa natural, que es señal inequívoca de un estado íntimo bienhumorado, ajeno al desaliento, propicio a asomarse a la ventana de la vida para contemplarla desde una perspectiva más rosa, más placentera, más humanizada. Que deja atrás los desastres y la desolación compartida. Y apuesta por levantar la copa de champagne y brindar por el rescate de la alegría de vivir que nos devuelve la sonrisa perdida.