Me lo comentaba un destacado profesional con aire resignado: “En cualquier foro o mesa de debate que se organice todo gira alrededor del juego responsable, es un tema que se está reiterando tanto que resta interés a cualquier convocatoria y la envuelve en la pura monotonía.”
Es lo que hay cuando un país vive en función de una serie de consignas. Que salen de determinados centros de decisión y son orquestados de forma y manera que hay que bailar al son que se marca. Lo del juego responsable es una manera sibilina de insinuar que el sector ha estado hasta hace cuatro días como quién dice funcionando descontroladamente. Es una invitación en toda regla al cuestionamiento de la actividad, a la crítica implícita, al señalamiento de sus modos de actuación.
En estos momentos existe en España un proceso de revisionismo innegable. Y todos sabemos la dirección que tiene. Aquí todo lo acontecido cuarenta años atrás es puesto en entredicho, censurado, menospreciado. Y el juego no se escapa de ésta catalogación negativa que debe ser, a juicio de los que dirigen el teatrillo nacional, convenientemente revisado. Lo que quieren afirmar sin decirlo es que hay que implantar el juego responsable porque antes no lo era. Ni más ni menos. Algo así como que el juego era el paraíso de la irresponsabilidad. Hasta que han llegado los buenos y nos han puesto en vereda. Lo que hay que aguantar……