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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Restricciones, solo restricciones

17 de febrero de 2021

El juego saldrá muy tocado cuando la pandemia sea un recuerdo tenebroso. Y dando por hecho que serán bastantes los operadores que no volverán a la rampa de salida. Este es el ambiente que respira el sector en un tiempo dramático donde impera la incertidumbre ante un mañana incierto del que nadie quiere hacer predicciones porque la desorientación, el no saber a que atenerse en unas circunstancias como las actuales es general. Lo único cierto es que el futuro a corto y medio plazo no invita al optimismo.
   Y por si la situación no fuera de por sí más que preocupante para el juego de lo poco que se oye hablar sobre el sector es de restricciones. No de ayudas o de replanteamientos tributarios a la baja para tratar de aliviar el estado de unas economías bajo mínimos. No, las noticias que se divulgan apuntan a endurecimientos normativos, limitaciones para el normal desarrollo de los negocios, frenos a legítimas aspiraciones de evolución. Un proceso alimentado por formaciones políticas concretas que no ocultan su animadversión hacia el juego y su propósito de ir limitando su normal funcionamiento.
   Le asiste toda la razón a mi buen amigo José Luís Merino, uno de los jóvenes gladiadores que más está luchando por el juego en la Comunidad de Madrid, al decir que no está el sector para más restricciones, sólo las imprescindibles. Porque aquí de lo que se trata es de recuperar clientes y no de ir perdiéndolos de manera gradual. “No más limitaciones – declara – que son reflejo de las peticiones carentes de datos y sobradas de ideología que algunos partidos políticos demuestran respecto al juego.” Ese y no otro es el quid de la cuestión: restricciones que no obedecen a ningún clima de alarma social o de datos objetivos alarmantes, no. Son sencillamente producto de una ideología que ha hecho del juego motivo de caza y abatimiento.