Europer, la asociación de empresas operadoras de máquinas de Cataluña, ha dado a conocer el primer barométro de análisis del sector recreativo. Su principal conclusión radica en que el 76% de las empresas del sector consideran que la normativa vigente dificulta la evolución de su negocio y en base a éste diagnóstico sólo una de cada cuatro empresas prevén hacer crecer sus plantillas los próximos tres meses.
Este que comentamos no es un hecho que afecta exclusivamente a Cataluña. Ni que se ciñe en concreto al recreativo. El problema es común en la mayoría de territorios autonómicos, salvo contadas excepciones, en los que las normativas que regulan máquinas, bingos, salones y casinos constituyen un freno evidente para el normal desenvolvimiento de la actividad empresarial. Y más cuando de un tiempo a ésta parte se ha establecido una especie de carrera entre administraciones para ver cual de ellas mete más frenos en sus normativas para que el juego se muestre más asfixiado, más sujeto a una serie de disposiciones que reducen más y más su capacidad de desarrollo y gestión.
No resulta extraño por tanto que ante situaciones normativas como las descritas las empresas traten de subsistir con los recursos humanos justos, y no expresen síntomas, por imposibilidad manifiesta, de incrementar sus plantillas.
Las administraciones tendrían que reflexionar sobre el tema. Y hacer un ejercicio de realismo y objetividad. El sector se muestra cada vez más empeñado, con hechos tangibles, a que su actividad sea cada vez más seria y responsable. Más comprometida con los colectivos vulnerables, Que la respuesta a éste compromiso sea un endurecimiento progresivo de los reglamentos es una actitud tan injusta como difícilmente entendible.