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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Que vienen los chinos

6 de mayo de 2025

El abuelo de mi mujer, que murió con el siglo cumplido y atesoraba por tan provecta edad muchas lecciones aprendidas, solía decir: «acordaros de lo que os digo: cuando los chinos despierten dominarán el mundo.» Con permiso de Donald Trump, el de la pelambrera de oro en el más amplio sentido, no andaba desencaminado aquél veterano de tantos conflictos, incluidos los domésticos, cuando lanzaba tamaña aseveración.

El dicho popular decía antaño aquello de «trabaja como un negro» y ahora se ha cambiado la oración por el «trabaja como un chino», con lo que se deja constancia de la enorme contribución que éstos ciudadanos orientales hacen al ejercicio laboral, a la dedicación a un trabajo en el que se vuelcan con inusitado entusiasmo sin importarles horas, ni días, ni fiestas de guardar. Familias enteras rivalizan en una dedicación al curro cotidiano que desdeña el movimiento del reloj y se centra en el afán de cada hora y cada minuto al que hay que extraerle el anhelado beneficio.

Ahora aseguran que los chinos están dejando los bazares, en los que tienen del todo a 10, a 20 o a lo que sea, para meterse de lleno en los bares y estar como las farmacias antiguas de guardia: de servicio permanente sin dejar de freír tortillas, calamares o preparar pinchos morunos, porque es sabido que poder de adaptación les sobra y su capacidad de aguante está acreditada.

Tendría su gracia que fueran los chinitos los que salvaran una hostelería de vitola doméstica, la del bar del barrio del almuerzo y el carajillo de remate, que viene languideciendo por culpa de unas servidumbres económicas asfixiantes y por una falta evidente de relevo generacional y de vocaciones que quieran sacar adelante los pequeños negocios.

¡Que vienen los chinos para reinar en nuestros bares de toda la vida ! Sean bienvenidos si mantienen el respeto a las tradiciones de la ensaladilla rusa, que no china, de las patatas bravas y el quemadito, que son monumentos de la gastronomía doméstica y popular. El mantenimiento de las máquinas recreativas parece asegurado. Les gustan y son aficionados. Pues venga: adelante con los faroles. Si son chinos, mejor.