Hablan de la nueva normalidad. Resulta evidente que a los caballeros que nos gobiernan, y en particular a sus gurús publicitarios que son los que marcan el paso político, les encantan los juegos de palabras, los mensajes subliminales. Todo consiste en desarrollar una estrategia muy calculada en la que en base a frases hechas se apela a la épica, se estimula la heroicidad de la ciudadanía para salir presuntamente fortalecidos del zarpazo de la pandemia y se esquiva la terrible realidad con sus efectos y futuras consecuencias.
Estamos ante una operación de anestesia ciudadana. En la que los problemas reales quedan adormecidos por una mayoría de medios informativos al servicio del gobierno previo riego económico como pago de su servidumbre. Y en éste estado de cosas, tan manifiestamente irreal, nos enfrentamos a la recuperación de ésa presunta “vuelta a la normalidad”.
¿ A que normalidad aluden ésta pandilla de vendedores de crecepelo, que no son más que charlatanes de feria que viven de la grandilocuencia vacía, que son pura fachada dialéctica de argumentos manidos y que han hecho de la mentira su principal credencial ? Seamos consecuentes: En España nada trasmite normalidad en las circunstancias actuales, ni hay novedad que valga.
La cruda situación a la que nos enfrentamos es la propia de un país desorientado, en la que nadie acierta en la predicción de que acontecerá en los próximos meses. Un país en el que las empresas, las que pueden, han arrancado a medio gas y en el que más de la mitad del censo laboral está en su casa con el ERTE bajo del brazo. Un país en el que mucha hostelería está inactiva o se ha quedado en el camino. Un país que vive momentáneamente el artificio propio de las vacaciones en curso o por llegar pero que en septiembre asistirá a su amargo despertar.
Este es el sucinto relato del país a día de hoy. ¿ De que coño nueva normalidad me hablan éstos soplagaitas…?