Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Que no falte el humor

28 de noviembre de 2022

Vivimos en una sociedad cada vez más huérfana de humor. Es triste que la sonrisa deje vía libre al gesto adusto que es el que se está imponiendo en una sociedad que si por algo destaca es por su irascibilidad, por su no saber entender ni practicar el ejercicio de la ironía, por no asomarse con más frecuencia al lado amable de la vida, ése que nos hace ser mejores y nos permite disfrutar de los dones de la existencia.

La sociedad actual ha perdido en cantidades importantes el sentido del humor. La atmósfera actual que respiramos a diario en el trabajo, en la calle y hasta en el hogar ha borrado de pronto la sonrisa cambiándola por ademanes o comportamientos taciturnos que no ayudan precisamente a la mejora de las relaciones laborales, de amistad o de familia.

Siempre admire el empleo del humor en las relaciones sociales como una prueba de inteligencia. Hablo de un humor utilizado con finura y agudeza, propio de personas instruidas que buscan sacarle una nota amable a la cotidiana convivencia, ya de por sí necesitada de recursos válidos para endulzarla ante la colosal acritud imperante. El humor, en la conversación, en la novela, el teatro o el cine, cuando responde a criterios ingeniosos, es una puerta de escape para la expansión del espíritu, para el retorno a la ingenuidad perdida, para abrir el alma a un sentido de la jovialidad que resulta reconfortante y es capaz de inyectarnos esperanza.

Desgraciadamente no se hace del humor, del inteligente y de buena ley, el uso necesario. Lo que sucede es que cada día andamos menos equipados de humor y más sobrados de mala leche. Más avinagrados y menos dicharacheros. Y por ése camino, faltos de humor y del sonría, por favor, la vida es lo más parecido a una mierda.