Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Paso libre a los jóvenes que vienen empujando

30 de noviembre de 2015

Desde que se legalizó el juego en España, tres décadas atrás, se están produciendo muchos cambios dentro del sector. Entre ellos el del lógico relevo generacional. En un núcleo empresarial donde ha predominado el carácter familiar ya son muchas las firmas que han iniciado o están preparando el acceso de hijos o parientes jóvenes  a los puestos de máxima responsabilidad. El timón cambia de manos aunque trata de mantenerse el rumbo de la nave, algo que no siempre es así.

Al tiempo que está produciéndose éste progresivo desembarco de savia nueva en el juego español, lo que representa aire fresco, otras ideas, conceptos renovados y otra óptica distinta para analizar y resolver los problemas, no estaría de más que éste tránsito se produjera igualmente en las tribunas del sector.

En los foros del juego, en las mesas de debate, que cada vez se promueven con más frecuencia, se repiten a menudo los mismos nombres. Que lo son porque tiene argumentos sobrados para comparecer y opinar. Pero cuya reiteración resulta algo cansina. Y esto hace que los oyentes acudan a no pocas llamadas de éste tipo siendo conscientes de que van a ser espectadores de una película ya visualizada en otras ocasiones.

Si lo que se quiere es dar mordiente, conceptos novedosos y otro talante más en sintonía con el tiempo que vivimos a las tribunas del sector hay que abrir puertas para que entre gente nueva. Que viva el juego con intensidad, con la pasión insuflada por sus antecesores, pero viéndolo con mirada distinta, con otras perspectivas, acertadas o no, si bien susceptibles de debate y contraste de pareceres.

La clase dirigente del juego debe ser consciente de que hay que abrirse a los que vienen empujando y merecen coger el testigo. A los que están llamados a protagonizar la transición familiar que marcará, ineludiblemente, el paso de una época a otra que apenas guarda relación con la de los años dorados. Y semejante trasformación debe de visualizarse en las tribunas del juego donde los actores fijos llevan cientos y cientos de representaciones. Lo que exige, ya, un cambio de reparto, dejando vía libre a los galanes jóvenes. Dicho sea en el viejo argot teatral.