Hay gentes del juego, no demasiadas ésa es la verdad, con la que desde los primeros contactos tuve eso que se llama química, proximidad, calidez y que según discurre el tiempo se transforma en un sentido de la amistad sólido y profundo. Una de ésas personas, de las que hago de la amistad palabra mayor, es Paco Pallás Sanchis, el virrey de Xativa y su entorno que me ha distinguido por su parte con la reciprocidad del que suele mostrarse fiel a sus afectos.
Conozco a Paco desde hace más de cuatro décadas que ya es tiempo y ya son páginas para contar y escribir. Que las hay y múltiples. Persona puente para que nuestra relación fructificara y se hiciera firme fue el nunca olvidado Pepe Marqués, cuyo recuerdo llevo muy adentro, y que hizo que nuestro trato madurara y diera sus frutos. Le acompañé muy de cerca en las varias fases de su aventura asociativa, en las que Paco puso de relieve su tenacidad para darle al juego, y al recreativo muy en particular, visibilidad y rango empresarial algo de lo que estaba necesitado el sector. Y en aguas tan turbulentas como suelen ser las asociativas apostó por el diálogo y el consenso en todos los frentes en los que intervino.
Paco Pallás es uno de los grandes del juego valenciano. Y lo es, más allá de la importancia notable de su firma, RECREATIVOS SAETABIS, que comparte con el bueno de su hermano Teo, por su acendrado espíritu empresarial que ha sabido estar a las verdes y maduras, por su afán puesto al servicio de la dignificación del juego y sus profesionales, por querer elevar el listón del recreativo y su imagen en cuanto a seriedad y responsabilidad se refiere. Y en mi caso, por hacer honor a la palabra amigo por espacio de cuarenta años.