Acontecimientos sectoriales como EXPOJOC sirven para intensificar el marco de las relaciones sectoriales y avivar recuerdos y amistades que el tiempo fué envolviendo en la niebla del pasado. Resultó muy grata una conversación que mantuve con Oscar Grau, propietario del Bingo TRES FORQUES, de Valencia, y de otras salas y empresario al que el gusanillo del emprendimiento le ha llevado a la exploración de nuevos mercados más allá de nuestras fronteras, y a países del Este de Europa con Rusia al final de la escapada, o saltando de continente hasta el bullicioso y siempre trepidante Brasil.
Durante la interesante charla con Oscar Grau, propicia a la evocación, me hizo referencia a su amistad con Juan Menéndez de Luarca, personaje con el que en una época ya lejana compartí una cercana relación. Menéndez de Luarca, hombre muy culto, viajado, de verbo exuberante y amante de la buena vida en su más plena acepción es un histórico del bingo. En los preliminares de la modalidad se inventó la Bingdata dotando a las salas de una propuesta avanzada para la época que incentivó sus economías.
Al igual que Oscar me contó, viajé en varias ocasiones con Juan Menéndez de Luarca a Argentina, cuyas puertas del juego se me abrieron por intermediación de él, y también a Brasil. Buenos Aires y Sao Paulo fueron nuestros puntos de destino. En desplazamientos tan largos a bordo del avión Juan gozaba de la oportunidad de relatar un sinfín de anécdotas protagonizadas por el junto a algunos de los máximos representantes del sector. Era una auténtica enciclopedia del juego desde su legalización y gozaba de múltiples contactos con gentes de la industria dentro y fuera de España. Escucharlo era algo así como tener acceso directo a los pasajes esenciales de la biblia del juego.
Me cuenta Oscar, que mantiene diálogo abierto con Menéndez de Luarca , que está disfrutando de un retiro tranquilo y dorado en su Luarca del alma, con paisajes de una belleza impar capaces de estimular la sensibilidad. Lo cierto es que gracias a Juan gocé de la posibilidad de hacer las Américas y la verdad es que aprendí bastante y no me fué mal la aventura. Por todo ello y con abrazo de gratitud de por medio: feliz jubilación y a pasarlo bomba, querido Juan.