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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

ONCE y Loterías, dos caraduras con suerte

2 de julio de 2024

ONCE es la quinta mayor anunciante de España. Su volumen de inversión publicitaria rozó los 55 millones de euros en 2023. Figura por delante de Telefónica, El Corte Inglés o Volkswagen que ya es decir. Lo que significa que sus mensajes, que nos invitan a soñar despiertos y vivir los placeres de la vida y disfrutar de los sueldazos suculentos, nos han estado bombardeando literalmente en particular a través de las grandes cadenas televisivas.

Loterías del Estado ocupa el décimo lugar en el ranking de las firmas con mayor gasto publicitario, cercano en su caso a los 43 millones de euros, lo que tampoco es moco de pavo. Un porcentaje muy elevado de ésta partida se destinó a la campaña de navidad para costear las estampas sensibleras y lacrimógenas y compramos el décimo de la suerte.

Estos derroches del juego semipúblico y público, protagonizados por dos auténticos caraduras con suerte, la que les proporciona el manto protector de papá Estado, es prueba manifiesta del cinismo y la doble vara de medir que emplea el gobierno con sus juegos y los privados. Dando carrete sin límite a unos y amordazando a los otros. Lo de la ONCE y Loterías rebasa los parámetros de una tolerancia que en su caso es manga ancha, impunidad para actuar cruzando todas las fronteras de la prudencia y un acto de discriminación escandalosa entre lo público y lo privado.

No puede tolerarse que se criminalice, se abomine y se descalifique al sector en general como generador de males y adicciones, de erosionar a las familias y pervertir a la juventud y se inviertan cifras astronómicas en airear las bondades y el buenismo de los rascas, cuponazos, sorteos extraordinarios y euromillones. Esta es una política gubernativa indecente, vomitiva y desprovista del mínimo decoro. Lo que en modo alguno puede admitirse es la condena brutal de un juego y la bendición farisáica de otro. Eso no deja de ser un ejercicio de pura desvergüenza política.