Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Nostalgia de Monte Picayo

5 de febrero de 2019

Tuve la gran suerte de gozar de la amistad de Jesús Gómez Escardó, Un caballero de los que ya no hay noticias, un señor en la plena acepción de la palabra y un visionario del turismo. Soñó con crear el Hotel Monte Picayo y lo levantó a golpes de imaginación, de talonario y de ganas de hacer algo que enorgulleciera a Valencia. Y la aventura, costosa y arriesgada, casi le costó la fortuna. Su tabla de salvación fue el casino bautizado con el mismo nombre, que en principio trató de obtener licencia para bingo y que finalmente se transformó en un auténtico templo del juego que seguí la estela de los viejos casinos europeos. Monte Picayo, con las ruletas girando y dando todo el dinero que perdía el hotel, era una especie de santuario suntuoso y frívolo al que acudía la jet local para lucir modelo y apostar y donde se congregaban desde aristocráticos de todo pelaje hasta estrellas del cine, domadores de circo y prestamistas acreditados. Todo en un marco de lujo recargado donde predominaba el rojo sangre y el descorche del champagne.

La noche inaugural, 4 de febrero de 1979, fue la noche de los generales, Allí estuvimos con Jaime Milán del Bosch y el gobernador militar Luis Caruana Gómez de Barredad, protagonistas de distinto signo en el golpe del 23F, y sus coroneles y comandantes que también participaron de la intentona golpista. Y en medio de aquélla noche mágica don Jesús y doña Alicia, su esposa, recibiendo parabienes. Unos parabienes que les habían salvado del desastre económico del hotel. Ya saben: nostalgia de Monte Picayo que viví como responsable de prensa.