Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

No hay olvido para Joaquín Franco

13 de noviembre de 2025

No hay, no puede haber olvido para quién tanto fue y tanto hizo por el juego, por su empresa y por el sector. Han pasado dieciséis años desde aquél 9 de noviembre de 2009 y su sombra alargada sigue proyectándose sobre una industria que lo hecha en falta, que siente su vacío y se duele por no poder contar con su impetuosidad, su nervio, su subordinación al trabajo incesante que compromete y hace crecer a las empresas y a los que entregan su esfuerzo a la obra en común.

Joaquín Franco Muñoz fue un gigante del juego y de su sentido de estar y emprender. De su voluntad a prueba de golpes, algunos bajos, para persistir en las luchas cotidianas que no siempre eran limpias pero en las que él, fajador nato, afrontaba con la valentía propia de los vencedores, o al menos con la de los que no se resignaban a bajar la guardia y caer en la lona, la de los competidores y de los otros, los que desde los despachos ponían piedras en el camino.

Mantuve con él una amistad de ida y vuelta. De choques frontales y abrazos cálidos. Le vendieron historias que tuvimos que aclarar para poner luz en la relación. En las últimas etapas de su existencia, cuando la garra del mal lo venía acorralando, tuvimos momentos de tragos y confesiones, de confidencias mutuas que permanecen en el baúl de la memoria y nos acercaron un poco más en lo personal.

Lejos de aquí, en Buenos Aires, compartí con Joaquín momentos estelares de su trayectoria como titán empresarial que era capaz de acometer las aventuras más arriesgadas. En la ocasión que cito la jugada protagonizada junto a su querido hermano Jesús, fue de grandísima envergadura económica y le salió fatal por exceso de confianza. Un capítulo del que podría escribir mucho por conocimiento directo pero que prefiero aparcar.

Lo que tengo claro es que no hay olvido para la memoria de un titán como Joaquín Franco Muñoz. De un empresario de influencia determinante en la industria española del juego con vocación de internacionalidad. Un tipo valiente, audaz, arriesgado que hizo del juego su razón de ser y vivir. Y cuya presencia continuará intacta entre quienes le quisimos y admiramos. Que creo suponer serán muchos, aunque la moneda del olvido sea de uso corriente, por desgracia.