El tema aburre, cansa y hastía. Provoca bostezos y da sueño. Hasta el extremo de que, por mi parte, prometo no volver sobre el mismo durante una temporada. Eso de que un día si y otro también nos desayunemos con la tabarra de los salones ya se ha tornado absolutamente insoportable, vamos que no se aguanta.
Para mi es que estos tíos de la izquierda radical, y los de la mas tibia también, están en el paro político. O sea que tienen poco trabajo o apenas nada y a causa de tan lastimosa situación, no se les ocurre otra cosa que dar la tabarra con el juego en general y los salones de manera muy preferente.
Y es que la fiebre alta que impulsa a estos rogelios a hincar el diente en los salones, con furia de auténticos depredadores, comenzó en Madrid y por mimetismo y ausencia de curro evidente se está extendiendo a diversos territorios, donde no hay parlamento e incluso municipio que se precie que no aborde el asunto como cuestión prioritaria. Síntoma de poco trabajo y nulas preocupaciones sobre asuntos de mayor entidad. Por lo visto los españolitos tenemos dos cuestiones prioritarias: desenterrar a Franco y meternos en los salones. Vaya tela.
Dicho esto juro solemnemente no volver, si me dejan, sobre semejante coñazo.