Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Máquinas y hostelería

4 de abril de 2024

Aragón ha perdido casi 700 máquinas de tipo B en los últimos cuatro años. El dato es aplicable a la mayoría de territorios autonómicos donde los parques de máquinas instalados van cayendo de manera progresiva en unos sitios con mayor intensidad que en otros. Hostelería está siendo la principal pagana de éste descenso que se refleja principalmente en sus establecimientos. Una situación que viene agravándose de un tiempo a ésta parte y que afecta de manera directa a la economía de hosteleros y operadores metidos de lleno en una crisis que amenaza con intensificarse de no dar con las respuestas adecuadas.

La sobredimensión de la oferta de juego que en la actualidad vive nuestro país está dejando sentir sus efectos negativos en las máquinas de los bares. Una sobredimensión que alcanza su cénit en la comercialización de productos de la ONCE, con los rascas de premios inmediatos como principal reclamo, cuyos vendedores invaden todos los terrenos permitidos y sin permitir, introduciéndose sin ningún tipo de control en bares, restaurantes y toda clase de locales para vender sus productos.

No existe ninguna clase de protección para las máquinas de los bares, que hace tiempo entraron en una fase de regresión por culpa de una competencia manifiestamente desleal y por la sordera de unas administraciones que no prestan ninguna atención a las voces del sector que demandan una racionalización de la política fiscal que se les aplica.
En tanto las administraciones no tomen conciencia plena de que la máquina del bar constituye un apoyo necesario para el hostelero, que conviene preservar para garantizar la viabilidad del negocio. Y que los tiempos han cambiado y las máquinas demandan la aplicación de unos tributos acordes con el nivel de sus recaudaciones. Además de que hay que poner coto a la ONCE para que no tome por asalto todos los espacios. Mientras ambas circunstancias no se clarifiquen la realidad será una: máquinas a la baja.