Estará más arriba o abajo pero siempre está entre los grandes. Hablo de la lista FORBES que incluye el ranking de los millonarios españoles o mejor de los más ricos. Y ahí se encuentra un empresario que partió del cero más redondo, peleón, volcánico e impredecible y que supo abrirse camino. Estaba doctorado en la universidad de la calle, forjado en el trabajo duro y curtido en mil batallas de las que no siempre salió vencedor pero supieron convertirlo en un fajador de vista larga y mejor pegada. En el juego en general y las máquinas en particular fue una figura de leyenda, una explosión de vitalidad y esfuerzo que puso los cimientos de un imperio donde reinó con su personalidad arrolladora, sin freno y sin mesura porque todo en la fisonomía de Lao ha sido y es apabullante.
Vendió la joya de la corona, una CIRSA que bajo su tutela se expandió por el mundo tocando diversos palos de la industria del juego, y lo suyo hubiera sido tumbarse al sol de la comodidad teniendo los bolsillos bien repletos. Pensar en ésta posibilidad sería no conocer la pasta de la que está hecha el personaje. Su imposibilidad de mantenerse quieto, su espíritu combativo que le alienta a permanecer en una primera línea de fuego empresarial para poder participar en las batallas más insospechadas.
El espíritu emprendedor de Manuel Lao, su pasión por no abandonar el barco de los negocios y la apertura de nuevas vías de ingresos se mantiene intacto. A pesar de que su salud ha recibido llamadas de alerta, a pesar de los pesares nuestro hombre continua fiel a su búsqueda de oportunidades, a su afán por invertir, arriesgar y estar al filo de lo imposible que representa una de las constantes de su existencia.
Cuando hay tanto vago y tanto sectario que se permiten criticar a gentes como Manuel Lao, Amancio Ortega, Juan Roig y tantos otros yo me descubro frente a la realidad de unos gigantes que han derrochado trabajo, sabiduría auténtica y un extremado sentido del riesgo pata poner en marcha iniciativas empresariales de muchos quilates que han dado riqueza, empleo y lección de laboriosidad a un país. España en el caso que nos ocupa que debe enorgullecerse de contar con tipos como Manuel Lao Hernández. Felicidades, Manel, por tantos logros.






