Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Los vulnerables

30 de abril de 2025

¿Que quienes son los vulnerables?. ¿ Y me lo pregunta después de lo vivido el pasado de lunes tras una jornada de auténtico miedo ? Somos usted, yo, el vecino del quinto, el cuñado y la chica que pasaba por allí. Es la humanidad entera presa del pánico, nerviosa, que no sabía que hacer y donde acudir cuando se produjo el gran apagón y las mentes se nublaron ante un racimo de incertidumbres que se demoraban en el tiempo y no hacían presagiar nada bueno.

De golpe nos sentimos inertes, desvalidos. Pasaban las horas de manera acuciante y los móviles estaban inservibles, las redes mudas, los semáforos apagados, las gasolineras bloqueadas, los trenes detenidos, las tarjetas sin crédito, los televisores en negro y los corazones palpitando a un ritmo más acelerado del habitual por obra de un golpe traicionero que nos secuestró la luz y nos iba arrastrando hacia la orilla del pánico.

Fueron seis horas de película de terror donde la noticia era que no habían noticias, que nadie sabía nada y que hasta el gobierno estaba en cueros informativamente hablando y tomó la palabra para transmitirnos cuatro obviedades que lejos de tranquilizar al personal no lograron otro objetivo que intensificar la zozobra colectiva.

Cuando acontece un fenómeno de ésta naturaleza, que nos abre los ojos de la realidad y nos pone delante del espejo en el que nos vemos extremadamente frágiles surgen las preguntas: ¿ en casos como éste sirven de algo la inteligencia artificial, las soluciones tecnológicas más avanzadas, las recetas cibernéticas, los milagros de una ciencia que parece no tener fronteras ?.

La respuesta a tantos interrogantes es sencilla: no estamos protegidos contra nada. Somos frágiles por mucho que creamos lo contrario. Estamos sometidos a los vaivenes de la naturaleza, de lo imprevisto, de la cólera del que rige nuestros destinos. Pequeñitos aunque nos creamos grandes no somos otra cosa que un temblor nervioso que se encoge cuando estalla la gran tormenta. O el gran apagón que nos tuvo en vilo más de seis horas. Todo un lunes dejado de la mano de Dios con el susto en los corazones.