Enric Sanahuja, que es persona inteligente y lleva en los genes la agudeza empresarial, se mostró rotundo al afirmar en la asamblea de ANESAR: “Debemos de estar orgullosos de lo que somos.” Y hay que añadir que ésta ración de autoestima está más que justificada. Los salones hoy están donde están y son lo que son merced en buena parte a la labor desplegada por sus asociaciones y directivos que han contribuído de manera esencial a darle un vuelvo a sus negocios.
En el plazo de unos años se ha pasado del salón tipo antro, de instalaciones precarias y reducto de viciosos, al establecimiento amplio y radiante, abierto a base de fuertes inversiones y dotado de excelentes servicios. La transformación ha sido total y hoy el salón, en términos generales y ateniéndonos a la imagen del local habitual, es un centro de entretenimiento que goza de buen crédito y atrae la atención de un público joven.
El cambio operado en el subsector de salones, que ha sido espectacular y del que da fe el crecimiento experimentado de unos años acá, es atribuible a un conjunto gradual de modificaciones regulatorias que han posibilitado el avance del subsector. ¿ Han sido las administraciones las artífices de ésta evolución tremenda que parecía impensable ?. Siempre son las administraciones que mandan y reglamentan las que tienen la última palabra y por tanto deciden. Pero lo hacen en función de los planteamientos empresariales, del grado de penetración de sus propuestas, del inteligente ejercicio de sus influencias. Y visto lo acontecido hay que descubrirse: chapó por los salones.
Pero la cosa no acaba ahí. Los salones quieren más. Y afirman que están en el buen camino porque los bingos quieren parecerse a ellos. Y lo cierto es que asociativamente les están dando sopas con honda. Se los están merendando poquito a poco y a base de suculentos bocados. Y las pruebas definitivas están en los datos económicos. Abismales entre un sector y otro. El salón marcha viento en popa con una oferta sugestiva que pretende ampliarse. Y el bingo no levanta cabeza en la medida deseada a pesar de los electrónicos y demás. Que reflexionen sus directivos , que hagan autocritica y no se pierdan en brindis al sol.