Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Los Reyes con Campanar

27 de febrero de 2024

Ayer estuvieron los Reyes de España con el espíritu de Campanar, junto a las gentes de un barrio, el nuestro, azotado por la más cruel de las tragedias. Un barrio donde de manera natural se expande la alegría de vivir, el nervio de una zona urbana donde tradición y modernidad se unen y armonizan hasta ensamblar el colosalismo arquitectónico con las casas que desprenden el sabor a pueblo, la vocación huertana, el apego a la tierra que años atrás acogía la huerta y doraba los naranjos. Campanar es un ayer y hoy en permanente y feliz contradicción que nos muestra, como en ningún otro lugar de la capital, las dos caras de la ciudad: la de sus raíces labradoras que procura mantener contra viento y marea sus vestigios identitarios y la de trazo cosmopolita simbolizada en la aparición de edificios que tratan de arañar el cielo.

Es duro pero la vida sigue. No discurre lo mismo que lo hacía aquí cuatro días atrás. El escenario en Campanar es otro y todas las miradas convergen en el esqueleto del edificio devorado en un santiamén por el fuego que ha dado un vuelco emocional a ésta zona, sacudida hasta lo más íntimo de sus residentes por las huellas que el infortunio deja en quienes han perdido a seres queridos, amigos o simples conocidos. El aire, el ambiente es distinto en éste Campanar de hoy respecto al que se respiraba el pasado jueves. El estallido jovial característico del territorio, tan fallero y amigo de la fiesta, ha dejado paso a una sensación desoladora que es perceptible en gestos y actitudes de gentes del barrio que sí de algo están dando prueba es de una reacción solidaria fuera de lo común.

Don Felipe y doña Leticia, sensibilidad real se llama eso, estuvieron junto a los que todo lo han perdido, los que han vuelto a nacer, los que a duras penas se aferran a la palabra esperanza. Los de un futuro incierto a los que los Reyes arroparon y es de esperar que lo sigan haciendo quienes tienen en sus manos la potestad de devolver la ilusión a los que se han quedado sin ella. Campanar, sorprendido en su dolor más intenso.