Los reguladores de países europeos tan representativos como Francia, Alemania, Gran Bretaña, Austria y España han mostrado su preocupación por los, aparentemente, inofensivos juegos del rasca y gana que conllevan, dicen, riesgos, en particular para los menores y Jóvenes.
El toque de atención respecto a éstos boletos de premio instantáneo lo venimos aireando desde nuestras páginas hace mucho tiempo. Hasta el extremo de estar cansados de tanto repetirnos. La Administración del Estado y las Autonómicas se han escudado siempre en la inmediatez del premio de los juegos privados para justificar sus medidas restrictivas en materia de publicidad y promoción. Una cantinela qué es de aplicación general excepto para los rascas de la ONCE que están bendecidos y no constituyen el menor peligro en lo que respecta a las adicciones.
Si el representante de España en la citada reunión técnica comparte con sus colegas las reticencias existentes sobre los riesgos de los rasca y gana lo que debe hacer es ponerse a trabajar. Sin rodeos y cogiendo el toro por los cuernos, aunque los de su cuerda estén en contra del arte taurino. El proteccionismo que el gobierno dispensa a la Organización Nacional de Ciegos amparándose en su labor social con los invidentes y disminuidos, es en muchos casos desproporcionado. Un juego como el rasca, que se comercializa sin ningún tipo de control previo en múltiples puntos de venta, de los que no quedan lejos en ocasiones los centros docentes, constituye una invitación en toda regla para un consumo generalizado sin distinciones, entre los que se incluyen menores y jóvenes.
Cuando hablamos de trabajar refiriéndonos al organismo estatal del que depende el juego queremos decir que se impone analizar con rigor los efectos sociales de los rascas de la ONCE y obrar en consecuencia. Lo que no es admisible es que dichos boletos sean objeto de campañas de publicidad, se vendan en todas partes y aquí no pasa nada. ¿ Que sucedería si sus canales de comercialización dependieran de la empresa privada ? Que en modo alguno se toleraría. Púes eso.