Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Los fantasmas

12 de julio de 2024

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la palabra fantasma, entre otras acepciones, «como persona, entonada grave y presunturosa.” Lo de entonada viene de engreído. Lo acabo de leer y caigo en la cuenta que con ésos perfiles fantasmales conozco a varios individuos no faltando en la nómina algunos que ejercen sus funciones en el sector.

El fantasma sin sábana blanca que certifica su condición suele identificarse con prontitud por una serie de rasgos y comportamientos que lo acreditan como tal. Son personas por lo general altaneras, que acostumbran a mirar a los demás por encima del hombro y que marcan distancias de frialdad en tratos con los demás. Sobre todo con aquéllos que consideran que no están a su altura en cuanto a posición, cargo, profesión o conocimientos. El fantasma tiene una clara tendencia a su supervaloración personal y profesional y por ello suele mostrarse displicente con quienes no merecen ser objeto de su atención. El fantasma, que en el fondo no es más que un acomplejado con ínfulas y aires de grandeza, centra el ámbito de sus relaciones en los contactos de alto nivel, en su acercamiento a los grandes a los que mamonea con tantísimo entusiasmo como ausencia del mínimo pudor.

He conocido a fantasmas del juego que admiten la catalogación de históricos. Algunos se jubilaron pero otros continúan desempeñando su misión ajenos al desaliento y subsistiendo a base de lametazos y de arrogarse unas capacidades que están muy lejos de poseer. Y continúan en su función de vendedores de humo, de conseguidores de logros imposibles que se adjudican éxitos inexistentes con tantísima osadía como cara dura.

Día vendrá, digo yo, en el que habrá que despojar a los fantasmas de su sábana blanca, darles puerta y decirles que vayan a tomar el pelo a otros andurriales. Soy pesimista y no creo que tengamos suerte. Los fantasmas seguirán ahí. Que miedo. Aunque a mi edad los fantasmas me dan risa.