A los Comunes, el partido verde, progresista, plurinacional y otros apelativos más no le ha ido demasiado bien en las elecciones autonómicas de Cataluña. Lejos de subir han perdido dos escaños en el parlamento autonómico dando un paso atrás muy significativo en sus aspiraciones.
La candidata Jéssica Albiach ( Valencia 1959 ) hizo del proyecto Hard Rock uno de los ejes prioritarios de su Campaña. Y a tenor de los resultados obtenidos la partida no le salió nada bien. Los Comunes, con su feroz oposición a que se materialice la idea de Hard Rock, provocaron éstas elecciones al no querer respaldar los presupuestos de la Generalitat, a cuyo partido ERC han acabado sacando del poder. ¿Y ahora qué ? Pues un lio político de tomo y lomo pendiente de acuerdos enrevesados, componendas difíciles de digerir y la amenaza de vuelta a las urnas, lo que sería un despropósito más.
Lo que quiero subrayar de la postura de la señora Albiach y los Comunes es que sus feroces ataques al juego se han saldado con un estrepitoso fracaso. Doy por descontado que Hard Rock es una iniciativa muerta desde hace mucho tiempo y así lo hemos venido reiterando desde SECTOR. Pero más allá de la constatación de un hecho que parece cantado, lo que no es de recibo es el lenguaje y los términos de Albiach respecto al juego: hablando de mafias, delincuencia, inseguridad, ludopatía, blanqueo de capitales. Toda una jerga trufada de tópicos, sectarismo, mala baba e infundios. Empleo de un lenguaje que se les ha quedado en el tópico, en la mentira a sabiendas y en la caspa. Propia de una ideología que se autoproclama progresista y que si nos descuidamos nos mete en el túnel de la historia para compartir lo que los Comunes y otros parientes y allegados saben hacer como nadie: repartir miseria. Pero no para ellos, evidentemente.