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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Londres «mon amour»

1 de febrero de 2023

A pesar de los ingleses Londres me fascina. Mi primera visita a la ciudad del Támesis tuvo sus dosis profesionales y turísticas. Incluía un recorrido por el parlamento con parada en el salón donde el príncipe Felipe tomaba sus gin-tonics mientras la reina pronunciaba el discurso de la corona. Luego estuvimos en la torre de Londres, en la que rodaban las cabezas regias y otras que no lo eran tanto. Tampoco faltó el tránsito por los puentes legendarios, entre ellos el de Waterloo, que evocaba la imagen bellísima de Vivien Leich en la película del mismo título sobre un fondo del que emergían a lo lejos las siluetas de monumentos muy destacados. El final de aquél tour no podía ser otro que entrar en uno de ésos pubs típicos, con olores de cerveza y pollo frito, en los que vuelan las pintas por encima de las cabezas de quienes no faltan a la tradición de meterse un par por lo menos entre pecho y espalda. Todo tenía aromas de Londres en estado puro.

La visita a ICE, la inicial, porque posteriormente siguieron muchas, tuvo un efecto deslumbrante. Estaba ante el gran escaparate mundial del juego. Nada relacionado con las prácticas de azar faltaba allí.  Imaginación, tecnología y sacar punta a mil propuestas interesantes puestas al servicio del juego podían contemplarse en el espacio ferial. Siempre he dicho, y me reafirmo en ello, que Londres es un certamen mucho más completo que Las Vegas en lo que respecta a la oferta. Los norteamericanos son más espectaculares y apabullantes en sus presentaciones con hechuras cinematográficas. Pero en la capital londinense hay más producto, pueden localizarse más alternativas para ensanchar y hacer más atractiva la industria del ocio.

En la presente edición de ICE se anuncia la llegada de proveedores procedentes de 68 países y la participación de 623 expositores. Un despliegue con aires de universalidad que reafirma la condición de Londres como epicentro del mundo en materia de juego. Londres "mon amour”, un año más añorada y también deseada.