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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Lo de Loureda en Argentina

26 de febrero de 2025

Al poco de legalizarse el juego en España las salas de bingo explotaron. Fueron multiplicándose y llenándose de público. Y empresarios avispados y de mirada larga vieron la oportunidad de exportar la actividad. Uno de los primeros países elegidos fue Argentina. Tres valencianos, Marqués, Corbalán Y Molina junto a Joaquín y Jesús Franco emprendieron la aventura bonaerense y allí llevaron la actividad. Un gallego, Carlos Manuel Vázquez Loureda, también se sintió tentado por la conquista de aquél mercado y desembarcó en Buenos Aires con ideas y proyectos de envergadura.

A lo largo de varios años y de sus consiguientes viajes fui testigo de la obra realizada por Loureda en cuanto al bingo se refiere. Bajo el paraguas de Grupo ROYAL puso en marcha siete salas todas ellas caracterizadas por un extraordinario cuidado en sus niveles de decoración y confort. Contando además con espacios exclusivos donde se ofrecían todo tipo de máquinas y alternativas de azar que en algunos casos ocupaban tantos metros cuadrados como los destinados al bingo. Todo un alarde de concepto global del juego que obtuvo una respuesta masiva por parte de un público que solía abarrotar sus instalaciones.

Por si éste conjunto de alicientes no resultara determinante para fidelizar la clientela, Loureda cuidaba al máximo la selección de personal lo que le permitía que sus empleados estuvieran pendientes de los detalles y dieran un trato muy personalizado al público. Como remate de su política empresarial dedicaba una atención preferente al servicio de hostelería, que solía distinguirse por su esmerada elaboración y el empleo de productos de calidad.

Con todos los elementos descritos como filosofía para operar en el bingo Loureda alcanzó el mayor de los éxitos. Sus salas, enclavadas en distintas poblaciones de la provincia de Buenos Aires, consiguieron que Grupo ROYAL se convirtiera en la primera compañía de bingo argentino por volumen de negocio y una de las líderes a nivel mundial en éste campo. Con posterioridad se produjo la venta a los hermanos FRANCO y CODERE y con ella se cerró un capitulo esencial de la actividad en aquéllas tierras.

Mirando hacia atrás lo que queda visible es la talla inmensa de un empresario implicado como nadie en el negocio: Carlos Manuel Vázquez Loureda. Un empresario audaz, imaginativo, que conocía como pocos las claves de un juego del bingo al que supo sacar el máximo partido al tiempo que lo dignificó hasta extremos insospechados. Loureda, gallego de visión muy larga y amigo siempre.