La televisión es la ventana abierta que eleva a los altares de la máxima popularidad a muchos de los personajes que aparecen en ella. En idéntica medida que los condena al infierno del descrédito social. Una ventana de fuertes contraluces en las que conviene tentarse la ropa pues del estrellato al varapalo inclemente media en ocasiones un corto trecho.
Lo que no admite discusión es que la pequeña pantalla tiene fuerza más que suficiente para crear auténticos mitos y figuras que trascienden del medio y se convierten en acaparadores de la atención ciudadana.
Uno de éstos ejemplos que cobra inusitada proyección social se llama Marc Vidal. Analista, economista centrado en lo digital, divulgador de las nuevas tecnologías y otra serie de atributos más está en el escaparate mediático. Sobre todo en la tele, también en radio en la que ha sabido ganarse un puesto de primera línea a base de conectar con el espectador y oyente por su simpatía natural, su lenguaje directo y sin afectaciones y su facultad para abordar lo trascendente con espíritu constructivo y alejado del tremendismo verbal.
Los congresos sectoriales tratan de salirse de los cánones manidos y buscan para sus mesas de debate personalidades ajenas al sector. En ocasiones se han decantado por juristas o políticos. Al concurso de éstos últimos se ha recurrido últimamente con resultados más bien pobres en cuanto a su aportación a la actualidad del Juego y sus posibles alternativas.
El Expocongreso de Torremolinos juega en su presente edición la carta de Marc Vidal para que hable de «¿ Llegas a tiempo al futuro?». Muy buena pregunta para un sector que en clave de propuestas, avances y productos está obligado a comprometerse seriamente con un mañana que está a la vuelta de la esquina. Y del que se esperan por parte de las empresas que lo integran respuestas contundentes destinadas a conferir viabilidad y renovado impulso a las compañías que ahora mismo se afanan para alcanzar un futuro en condiciones óptimas en cuanto a influencia y competitividad.
No puedo anticipar cuáles serán las recetas de Marc Vidal para no faltar a las citas del futuro. Me conformaría con que fuera la suya una exposición verbal capaz de aportar al juego privado una chispa de inteligente confianza sobre lo que está por venir.
