En los despachos de loterías de postín, los de las grandes y también pequeñas ciudades, los que venden décimos a porrillo y hacen sus campañas publicitarias por que pueden y ganan su buen dinero, suelen por éstas fechas anticipadas de las fiestas registrar a sus puertas largas colas de público esperando su turno para comprar los billetes.
Esto viene sucediendo cuando se ha iniciado el tradicional despliegue publicitario en todos los medios, con especial reiteración en los canales de televisión, del sorteo del Gordo de Navidad por parte de SELAE. A partir de ahora las aglomeraciones frente a los despachos están garantizadas, las colas irán engordando de manera espectacular y los peatones que circulen por los aledaños de éstos despachos se verán con la incomodidad de sortear obstáculos para salir del muro humano que bloquea parte de la calle o plaza.
Estas concentraciones masivas de los jugadores del Gordo, que lo hacen por tradición y por costumbre heredada crecen y se multiplican en la medida en que se intensifican los mensajes que anticipan la cascada de millones de euros para endulzar la Navidad y la vida de los agraciados. Son mensajes sublimes que tras la apelación a las emociones y sentimientos invita al sueño maravilloso que puede hacerse realidad mediante la compra de un billete de lotería.
Y esto nos lleva a una reflexión. ¿ Alardes publicitarios tan masivos, insistentes y apabullantes del Gordo de Navidad no entrañan ningún riesgo de adicción ? Al parecer la respuesta obligada es no. Al menos eso se desprende del mutismo de los progresistas, no se de que progreso, y los voceros de turno que se reservan exclusivamente para el juego privado. Como muestra basta un botón: El video del Pero no habla del Gordo de Navidad. ¿ Porqué será ?