Son ya demasiadas las gentes con peso y representatividad en el sector que nos han ido dejando en los últimos años. El hecho de estar escribiendo sobre el juego más de cuatro décadas me hizo tomar un contacto muy directo con los principales protagonistas de la industria. Con algunos de ellos tuve la suerte de establecer una relación intensa y duradera. Que traspasó los límites del trato meramente profesional para adentrarse por los caminos de la amistad sólida y sentida. Tengo acumulados muchos recuerdos, muchas vivencies compartidas con personas dueñas de unas biografías apasionantes, que fueron verdaderos pilares del sector, que supieron enriquecerme con el relato de sus peripecias, sus luchas y sus conquistas, en algunos casos realmente grandiosas.
Son un puñado de ausencias más que notables que desgraciadamente van incrementándose por imperativos de edad y salud. Y al tiempo que rendimos tributo de admiración sincera hacia aquéllos que pusieron los cimientos de sus respectivos sectores nos percatamos que, en más casos de los que sería de desear, no han encontrado sustitutos que estén a su altura. Sí, han dejado huecos que no se llenan, vacíos muy visibles qué han afectado de manera palpable a la trayectoria de empresas y sociedades.
¿ Está el sector en la actualidad más preparado y mejor pertrechado que cuarenta años atrás profesional y empresarialmente hablando ? Por descontado que sí y faltaría más que no lo estuviera, pues de lo contrario sería un tremendo fracaso. Pero éste hecho no impide reconocer que con la desaparición de determinadas figuras, a las que hoy se las sigue echando de menos, el sector ha perdido carisma, genio, grandeza. La que transmitían unas gentes de personalidad arrolladora que hicieron despegar, crecer y brillar a la industria del juego español.