Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Lamento de Otoño

7 de octubre de 2020

Es descorazonador llamar a las empresas y que te digan, en el caso de obtener respuesta, que una parte del personal está en el teletrabajo y la otra en el ERTE. Es un síntoma inequívoco de que la actividad, si existe, está ralentizada, funciona a ritmo más que pausado y apenas tiene pulso. El nervio empresarial, motor del bienestar social, ha ido perdiendo vigor a lo largo de unos meses terribles hasta desembocar en cientos, miles de clausuras de negocios que no han podido resistir mantener la caja a cero durante un tiempo que se ha hecho eterno para unos bolsillos vacíos que no han encontrado otra salida que la de bajar definitivamente la puerta.

Este es un prólogo trágico de lo que está por venir. Sin ánimo de ser agorero el ambiente respira aires de tormenta. Y la sucesión de los hechos que vienen produciéndose confirma que el otoño acentuará, y mucho, la gravedad de la situación que padecemos.

Alucina que en medio de éste caos sanitario y económico sin precedente el gobierno en particular, y la clase política en general, sigan dando muestras más que sobradas de una inmadurez manifiesta y de una incompetencia demostrada. Actúan de espaldas al pueblo al que dicen representar porque no se ocupan de sus problemas reales, acuciantes, y emplean sus energías, ideas no porque carecen de ellas, en la refriega, el insulto, el escupitajo del odio y el alentar la fractura social. De propuestas, de soluciones, cero. Desempeñan su función con tantísima frivolidad como ausencia de talla, intelectual y moral. Y dicho esto: aquí no pasa nada.