Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

La soledad de la delegación valenciana en el Foro del Bingo

12 de abril de 2016

Los empresarios, los representantes de asociaciones agradecen la presencia de sus reguladores autonómicos cuando se celebra un evento sectorial fuera de sus límites territoriales. Porque la ocasión depara motivos para el acercamiento desprovistos del frío protocolo del despacho; porque se generan ciertos lazos de cálida complicidad, de diálogo abierto y franco, y porque, además, sirve también para que los reguladores ausculten el pálpito de otras regiones y su postura sobre problemas concretos. Es, pues, positivo ése binomio empresarios-administración cuando se trata de compartir citas y presencia en actos revestidos de interés para ambos.

Al primer Foro Nacional del Bingo que tuvo lugar en Madrid acudió una nutrida embajada empresarial valenciana. Estuvieron dos asociaciones y numerosos directivos, hasta el extremo de ser una de las delegaciones con mayor presencia física en el evento. Lo que denota que para ellos el acto tenía fuste y merecía respaldo. El que ellos le dieron y el que tal vez confiaban que le podía prestar la administración valenciana. Circunstancia que no se dio y que no dejó de ser decepcionante para algunos de los empresarios presentes en el evento.

Contrastó éste vacío notorio que se dejó sentir con la comparecencia del subdirector de Juego de Cataluña, que sin embargo registró una afluencia de empresarios catalanes sensiblemente inferior a la valenciana que fue muy alta.

Siempre caben en éstos casos justificaciones o pretextos para salir del paso. O simplemente posturas contrarias a sumarse a un calendario de acontecimientos, cada vez más numeroso y cuestionable, que roban tiempo y trabajo. Pero en una cita como la que describimos, remarcada con la etiqueta de foro nacional del bingo y que estrenaba convocatoria, no hubiera estado de más un punto de sensibilidad, de atención y compromiso de la dirección de Tributos y Juego de la Comunidad Valenciana con los empresarios de su tierra. Arropándolos testimonialmente y participando de sus inquietudes y anhelos. Y de los del sector en general. No hacerlo así es perder una oportunidad de compartir experiencias que son enriquecedoras. Y cometer una descortesía gratuita que para nada contribuye a fomentar la armonía entre las partes.