Más de una vez buenos amigos míos conocedores de mí peripecia periodística en el juego me han hecho la siguiente invitación: “Tendrías que ponerte a escribir la historia del bingo desde su legalización. Ahí tienes relato para contar muchas cosas, algunas sabrosas y con sus buenas dosis de picante.”
El seguimiento que he venido haciendo del bingo data de muchos años. En los que el asociacionismo empresarial estaba hirviendo de manera permanente y era un foco de noticias que se atropellaban unas con otras. En ése período fui durante largas temporadas testigo único de todo lo que se cocía en CEJ, a cuyas asambleas y reuniones acudía especialmente invitado y representando al único medio informativo presente.
Mantenía entonces, y posteriormente se ha sostenido, una relación extremadamente fluida con las asociaciones regionales, que después se transformaron en autonómicas. No había novedad normativa, cambio asociativo, relevo presidencial o noticias de interés que no fuera recogida de inmediato por SECTOR.
Este nexo tan estrecho con el bingo a nivel nacional, que se complementa con un trato directo y de la máxima confianza con sus representantes asociativos y empresariales me hizo tener una visión del bingo y sus protagonistas tan amplia como cargada de vivencias, anécdotas y situaciones sobre las que se imponía el oír, ver y callar, sin duda la posición más recomendable para no entrar en el terreno de los temas delicados.
Poseo por tanto acopio de información, recuerdos de todo tipo entre los que figuran algunos festivos que son las que se añoran con verdadero deleite. Y otros que duelen en lo íntimo por la pérdida de amigos que representan mucho para mí en lo personal. Material claro que hay para estructurar un relato pródigo en avatares, reivindicaciones, alguna que otra puñalada, hazañas no bélicas, triunfos sonados y caídas sonoras. De todo hubo y en abundancia, Quién quiera tomar contacto con la realidad pretérita o evocar las páginas del bingo que el tiempo ha ido amarilleando sólo tiene que remitirse a la hemeroteca de SECTOR DEL JUEGO, en una primera época EJUVA. Lo del novelar a mí me ha cogido un tanto mayorcito. Si bien reconozco que material hay, con suspense incluido, para escribir un relato realmente apasionante, de los que atrapan al lector. Y con protagonistas muy destacados con perfiles de cine negro. Es broma.
