Estrenamos el año desayunándonos con la aprobación definitiva por la Generalitat de Cataluña del proyecto BCN World. Un proyecto en el que, estrategias de la política, ya no se pone particular énfasis en los casinos. Ahora se habla del Centro Recreativo y Turístico ( CRT ), de congresos y convenciones y de entretenimiento. Lo del juego, que fue desde el minuto cero la bandera del negocio en ciernes, ha quedado en segundo plano porque interesa no resaltar el asunto.
Y a pesar de las bendiciones administrativas la tropa de la CUP, tan alborotadora ella, no está conforme con el tema. Y no sólo ha mostrado su oposición sino que amenaza con no aprobar los presupuestos de la Generalitat. Esta panda de antisistemas, de okupas y de gentes adscritas a la algarada callejera y ejercientes de un espíritu revolucionario que huele a naftalina, tienen éste particular sentido de la democracia: cuando algo no les gusta, y no les gusta casi nada de lo que entendemos por democracia, pues exhiben sus modos de puro matonismo y tratan de intimidar.