La Comunidad Valenciana y Murcia dieron en su día el visto bueno para que los centros de jubilados pudieran jugar al bingo. Ahora en Cataluña el PSC ha tenido la iniciativa de proponerlo al gobierno y a la petición de han sumado diversos partidos. La mecha de los jubilados pro-bingo ha comenzado a arder y dentro de poco todo el colectivo de mayores de 65 años saldrá a las calles de España para cantar bingo, o mejor, queremos bingos. Y como la marea se extienda y se envalentone y exija subida del precio de los cartones y más horarios, no sé que será de muchas pobrecitas salas que a lo mejor se ven abocadas a bajar la persiana porque allí no acude ni un solo jubilado.
Los políticos, sin excesiva distinción de colores, viven de los gestos fáciles, del populismo barato. El bingo de Cataluña, por citar un caso, está desesperado porque el electrónico de sala no arranca ni por la de cuatro. El sector se mesa los cabellos pero allí no se mueve nada. O mucho me equivoco o la luz verde para la autorización del bingo de jubilados se tramitará a toda velocidad. Porque eso vende y da votos. Que se perjudique más o menos a los empresarios que pasan por la taquilla de hacienda y mantienen el empleo importa poco. Que se jodan.
Lo dicho; la marea de jubilados a la calla pidiendo bingo y las salas poniendo el cartelito: se admiten jugadores de la tercera edad.