Antes de fundar ZITRO tuve con él contactos frecuentes en los que me impresionaron su agudeza, su rapidez de reflejos y su talante caballeroso. Pisaba fuerte y daba la sensación de tener las ideas claras. Me confirmó que era un tipo serio, sin doblez, cuando se comprometió conmigo a que sería SECTOR el medio que anunciaría primero que nadie sus iniciativas empresariales y se mantuvo fiel a su promesa. Ese gesto suyo nunca he dejado de valorarlo.
Cuando lanzó ZITRO, hace más de una década, Johnny Ortiz anunció que su fábrica de ideas, originales y de una singularidad sin parangón, revolucionaría el mercado del entretenimiento en España y a escala global. Estaba absolutamente seguro de lo que decía y los hechos que se han ido sucediendo han demostrado, sin posibilidad de discusión, que no hablaba por hablar, que no estaba vendiendo humo, que lo suyo era una convicción firme basado en el análisis y en el conocimiento del mercado y en su capacidad para proporcionarle productos destinados a superar todas las barreras y alcanzar con ellos la cumbre del entretenimiento y el factor del éxito más contrastado.
Desde entonces, desde aquél arranque que dejó huella de espectacularidad y constancia de que algo nuevo estaba a punto de cambiar la fisonomía del sector y sus fórmulas de diversión y entretenimiento, Johnny Ortiz no ha parado en su propósito de situar a ZITRO donde hoy está, en la cabeza internacional de la innovación, en la aportación de juegos que son un camino de futuro, propuestas que rompen moldes, invitaciones a la entrada en otros conceptos de la diversión.
Johnny Ortiz no abdica nunca de su espíritu revolucionario, de su afán por ofrecer nuevas sensaciones con sus productos, de su pretensión de crear un universo del ocio más atractivo y apasionante. La última prueba : ésa primicia ofrecida a España a partir de la cual nada será como antes. Genialidad contrastada la suya.