Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Johnny, amigo mío

21 de noviembre de 2024

Han ido transcurriendo los días que nos han decaído el ánimo y perturbado la normal convivencia. Días amargos de amaneceres inciertos y de malos presagios. Días de desconsuelo e impotencia ante un panorama desolador que sólo de verlo a distancia, en su descarnada realidad, nos encogía el alma.

En unas jornadas donde todo ha ido girando alrededor de la tragedia que asoló a muchos pueblos de Valencia todas las gentes de aquí, aunque no nos hayamos visto afectados, hemos sentido el cruel zarpazo de las aguas devastadoras en nuestro interior, en nuestra humanidad, en ése sentimiento solidario que nos hace ponernos al lado del que sufre, del castigado por la desgracia, del que lo ha perdido todo y nada le queda.

En instantes tan estremecedores agradecemos que los amigos, que las personas que nos son próximas y a las que queremos, se acuerden de nosotros. Con motivo de la hecatombe de Valencia recibí llamadas y mensajes de un puñado de seres muy apreciados a los que me unen sólidos y fraternales lazos, seres con los que he compartido vivencias inolvidables. Y a los que expresé mi emocionado reconocimiento por tenerme presente en momentos tan angustiosos, cargados de tanta incertidumbre.

Sin restar ni un ápice de gratitud a las múltiples muestras de atención recibidas me permito destacar una por el momento en que se produjo. A las pocas horas de declarado el desastre, cuando todavía no se conocía su cruel dimensión, recibí un mensaje en mi móvil, decía escuetamente: «¿ Cómo estáis?, estoy muy preocupado por vosotros.» Directo, tajante, centrándose en su objetivo que no era otro que ocuparse de la situación de quienes estaban cerca o lejos, él por supuesto no lo sabía, de la hecatombe declarada.

El mensaje, tan raudo, tan pendiente del amigo procedía de Johnny Ortiz. No tengo ni idea de por dónde andaba Johnny en aquéllas horas, dado que suele cruzar los caminos del mundo con natural asiduidad. Lo que me importó en aquél instante fue sentir la cercanía de Johnny para conmigo y los míos. Algo difícil, imposible de olvidar que habla de la talla humana del individuo. Johnny, amigo mío, abrazos.