Los servidores públicos dependientes de las distintas administraciones se deben a los ciudadanos. Que son de los que perciben sus emolumentos. Y resulta que no siempre estos servidores desempeñan su función con el grado de vocación y atención que sería deseable. En el ámbito del juego, quizás por los prejuicios que desde antiguo han pesado sobre la actividad, el funcionario o el político de turno encargados de sus asuntos no les han dado, en muchos casos, a los empresarios del sector el trato solícito adecuado.
Si nos atenemos al inicio de la legalización del juego quién esto escribe ha sido testigo de frecuentes desaires cuando no desplantes a las gentes de la industria.
Afortunadamente con el transcurrir del tiempo las actitudes han ido cambiando. Y tanto desde el plano de los políticos como de los funcionarios se ha venido observando una gradual predisposición de atender y escuchar al sector con idéntica naturalidad que la dispensada a los representantes de otras ramas industriales.
Cuando ése ejercicio de servicio público se desempeña en el más amplio y valioso de los sentidos es preciso reconocerlo y airearlo. Y es lo que ha hecho ACEO, la asociación de operadores de máquinas de Cantabria que preside José Ramón Sáiz, y AEBINCA, la del bingo que lidera nuestro buen amigo Ernesto Noval, al despedir a Jezabel Morán, hasta ahora principal responsable del juego en la autonomía cuya competencia ha sido reconocida al ser designada consejera de Obras Públicas, Ordenación del Territorio y Urbanismo del gobierno cántabro.
ACEO y AEBINCA subrayan, y ése es el principal reconocimiento que debe hacerse a la labor desarrollada por Jezabel, que supo entender el significado “del servicio público”, y hacer fácil lo que parecía difícil, no dejándose influenciar para nada en sus relaciones con el sector al que atendió y escucho con deferencia dando muestras de entender plenamente el significado de la función pública. Comportamientos como los de Jezabel Morán son dignos de aplauso y gratitud.