Un policía amigo me pasa el dato: Un guardia civil percibe 24.127 euros año por defender España. El diputado Rufián gana 126.582 euros por traicionarla. Esta es la doble cara de una visión sobrecogedora de lo que está sucediendo en nuestro país y que es aceptado con absoluta naturalidad sin que nadie se le caiga la cara de vergüenza.
De éste hecho cabe extraer dos conclusiones. La primera y más urgente es que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado demandan, desde hace demasiado tiempo, un tratamiento económico más acorde con sus servidumbres y riesgos. Máxime si tenemos en cuenta que sus emolumentos se ven muy superados por los que perciben las policías autónomas catalana y vasca y que representan todo un escarnio para sus compañeros “nacionales.”
Lo del otro tema es tan inaudito como irritante, tan escandaloso como inimaginable en un país que se proclama democrático y serio. ¿ Hay seriedad, coherencia, sentido de Estado en abonarles una tira de euros mensualmente a tipos cuya función política prioritaria consiste en echar pestes del país del que cobran, insultar a los que no comulgan con su exclusionismo identitario , zaherir la figura del Rey un día sí y otro también, y tener que aguantar cotidianamente sus soflamas amenazantes y sus desplantes de chulos de barrio ? ¿ Se puede pagar con dinero público, con mucho dinero público, a una tropa, a una gentuza que reniega de España y de lo español y que custodia una memoria de sangre sin que nadie haga nada ?
En otros países, de mayor peso que el nuestro, seguro que no se consentían tamañas barbaridades. Seguro que se cortarían semejantes tropelías políticas. Aquí no pasa nada. España es diferente. Para nuestra vergüenza.